Hola, qué tal amigos de #Lacanemancipa. Me llamo Zacarías Marco, psicoanalista y escritor. Os agradezco la invitación para publicar este texto, Una verdad que no puede ser dicha, que es el que figura como introductorio en mi último libro, Aforismos lacanianos. Para una poética del psicoanálisis. Por cierto, me han comentado que quizás hubiera debido invertir el título colocando el subtítulo en primer lugar, pues por encima del abordaje de los 24+1 aforismos de Lacan del que consta, está la propuesta de renovación del psicoanálisis para que sobrepase el circuito del saber.
Esta propuesta es la que despliego en este texto inicial, que es un texto más, pero escrito al terminar toda esta serie de aventuras que supuso la elaboración de cada aforismo. El texto es por ello la cristalización de lo que –el que escribe– ha encontrado sin buscar, ofreciendo al lector su descubrimiento.
Se trata de ser consecuente con lo que el psicoanálisis mismo promueve. A ello alude el título de este texto, Una verdad que no puede ser dicha. Fijaros que el psicoanálisis nació para dar respuesta a este problema que afecta a la verdad, en la que se introdujo de soslayo, por la vía de las formaciones del inconsciente, algo que no era posible sin proponer una nueva concepción del lenguaje. Lo hacía para responder con una praxis, con una clínica, que tiene en cuenta lo que excede el ámbito de la comunicación. O sea, pretendiendo tocar y afectar lo real (la pulsión, el goce). Tratar lo real por medio de lo simbólico ha sido siempre el faro del psicoanálisis. Cosa que no puede hacer sin apelar a la función poética de la lengua. Por supuesto, el ámbito del saber no queda excluido en absoluto, es preciso pasar por él, pero más allá, –o más acá, porque es primero–, tenemos otro. Entendido desde su función poética el lenguaje es zona de trasvases, donde se diluye la frontera entre lo simbólico y lo real.
No hacemos psicoanálisis si no nos mueve esta potencia creadora del lenguaje. O, lo que es lo mismo, si no tratamos, en la forma que le corresponde, el objeto que se pega a la palabra, haciendo de la interpretación una poética. Esto tiene algo de imposible, a la vez que necesario. Cada cual intenta sus imposibles y aquí se aborda el propio. No detenerse, no ceder hasta salir de cada aforismo con un mapa no sólo claro sino también vivo del bosque teórico del territorio Lacan. Digo vivo, en cuanto aspira a ir más allá de la representación, y también, por apuntar al objeto mismo, a las marcas que deja un encuentro. Ir a la fuente de donde brotan las palabras para entrar en relación y devolver al aforismo la vida que nos dio.
Os dejo, pues, este texto introductorio, donde se recoge el programa de lo que en palabras de un maestro muy querido, Sergio Larriera, que espero no se ofenda por compartir con vosotros esta confidencia, es “un libro que enseña el rigor de la prosa oficial, prestándole el Marco que no solamente enmarca, sino que pone en acto una lograda poética del psicoanálisis”. Bueno, ahora la pelota queda de vuestra parte. Os toca jugar. Un saludo a todos.
Zacarías Marco