¿Qué sucederá con este inquietante aforismo que parece que se nos escapa justo cuando pensamos atraparlo? Será precisa cierta constancia para entrar en su terreno, abriendo una puerta tras otra. Quizás después, mirándolo desde otro ángulo, podamos atajar su fuga. Tengamos un poco de paciencia, no importa que nos dejemos seducir primero por el juego de sus alusiones si con ello somos conducidos a soltar el lazo de los velos que lo cubren…
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